Tras un viaje de 12 horas en autobús desde Porto Alegre, que aprovecharía para hacer de noche, llegaría a primera hora de la mañana a Montevideo, capital de Uruguay...una ciudad que marcaría el comienzo de la segunda etapa de mi viaje por Sudamérica.
Si en la primera semana había disfrutado del sol y las playas de Río o del exotismo y la naturaleza de Iguazú, los próximos días los dedicaría a conocer en profundidad una ciudad que, a primera vista, parecía mucho más europea, bohemia, y en la que el frío del invierno austral seguía haciendo, a mediados de septiembre, acto de presencia.
Lo primero que me llamaría la atención de Montevideo sería su moderna estación de autobuses, conocida como Tres Cruces, pues se encontraba en un centro comercial con todo tipo de servicios...allí aprovecharía para cambiar dinero, desayunar, y resguardarme del frío de aquella mañana...si la noche anterior había abandonado Porto Alegre con más de 20º, la temperatura en Montevideo a las 8 de la mañana era de sólo 2º.
Ya entrado en calor, comenzaría a caminar cuando a los pocos minutos llegaría a uno de los símbolos de la ciudad, el Obelisco a los Constituyentes, un monumento de 40 metros de altura que rinde homenaje a los participantes en la asamblea que sancionó la primera constitución del país, allá por 1830.
Este monumento, de igual forma, marca el comienzo de la Avenida 18 de Julio, la más importante de la ciudad y en la que se encuentran la mayor parte de edificios históricos de Montevideo, así como restaurantes, cafeterías, centros comerciales, cines...pasear por esta avenida es vivir en primera persona el día a día de la ciudad.
Finalmente, la 18 de Julio culmina en la Plaza de la Independencia, centro neurálgico de la ciudad, en la que se encuentra el Palacio Salvo, símbolo de Montevideo que con sus 105 metros de altura sería durante años el edificio más alto de Sudamérica, la Cámara de Comercio o el Palacio Estévez.
Tras el descanso de rigor, volvería a la Plaza de la Independencia para continuar mi recorrido por la ciudad, esta vez, en dirección al centro histórico...una zona muy bien cuidada y repleta de pequeño comercio, que comprende desde la propia Plaza hasta la Rambla de Montevideo, de más de 20 Km y que ejerce de paseo marítimo de la ciudad.
El primer lugar que visité en el centro histórico fue el Teatro Solís, que inaugurado a mediados del siglo XIX es considerado el más importante del país. Su visita es muy interesante, pues además del recorrido que podemos realizar por el propio teatro, son frecuentes las obras o espectáculos gratuitos, como los de tango, a los que acudiría en varias ocasiones.
Uno de los lugares de visita obligada en la zona es la Plaza Constitución, corazón del centro histórico de Montevideo en la que además de restaurantes, cafeterías, mercadillos, tiendas de souvenirs, o una característica fuente de mármol blanco, encontraremos la Catedral Metropolitana de la ciudad, de estilo neoclásico y cuyo origen se remonta a la época colonial, en la que descansan los restos de numerosas personalidades históricas del país.
Otra de las actividades que podemos hacer en Montevideo es ir a un partido de fútbol, sin lugar a dudas, el deporte nacional, y que en pocos países se vive con el ambiente y la pasión de Uruguay.
Los dos equipos más importantes del país, Peñarol y Nacional, comparten campo, el conocido como Estadio Centenario, ubicado en el Parque Batlle y que, con capacidad para más de 70.000 espectadores, pasaría a la historia por albergar el primer Mundial en los años 30. Durante mi visita, que coincidió con un partido de Nacional, no tendría problemas para comprar la entrada (por unos 7€ al cambio) minutos antes de comenzar el partido, en el que la afición no pararía de cantar y animar durante los 90 minutos.
Montevideo es igualmente una ciudad para pasear...llana, con grandes avenidas, zonas verdes...uno de mis lugares favoritos para tal fin es la propia Rambla, a la que, si el tiempo acompaña, multitud de habitantes de la ciudad acuden a practicar deporte, pasar el día en familia, tomar el sol, beber mate...o disfrutar de unas increíbles puestas de sol junto al Río de la Plata, y en la que pasaría mi última tarde en la ciudad.
Tres días después de mi llegada a Uruguay, volvería a la Estación Central con la sensación de haber captado gran parte del encanto de una capital que, si bien en ocasiones pasa desapercibida, os recomiendo visitéis en vuestro viaje por Sudamérica. Puede que no sea la zona más turística de la región, y que sus vecinos le quiten parte del protagonismo, pero Montevideo es una ciudad que pronto se hace querer...gente amable, hospitalaria, buena gastronomía, precios asequibles y una oferta cultural interesante para disfrutar de 3-4 días en la ciudad.
Ubicación de los sitios que ver en Montevideo
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