Tras un vuelo de 1 hora y 40 minutos desde Almaty, aterrizaría en el moderno Aeropuerto de Astana, la capital del país. Como venía de realizar un vuelo interno no tuve que hacer ningún trámite de inmigración, y en menos de 10 minutos ya estaba esperando al conductor que me llevaría al centro de la capital kazaja.
Lo primero que se aprecia al llegar a Astana es que estamos ante una ciudad prácticamente nueva, en la que el presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev (en el poder desde la propia fundación del país) ha diseñado a su antojo una ciudad futurista, con rascacielos, numerosos centros comerciales, teatros, salas de congresos y palacios que me hicieron recordar los pomposos edificios de Dubai...pero con una diferencia, y es que aquel día las temperaturas en Astana habían descendido hasta los -12º.
Tras hacer el check in en el Kapsula Hotel, al que sin duda recomiendo ir (nuevo, económico, y un trato excelente por parte del personal, que hasta me devolvió el dinero de una noche extra que cancelé sin ni siquiera pedirlo) salí a recorrer una Astana en la que ya comenzaba a anochecer.
A unos 15 minutos de paseo, y tras pasar por la Ópera (que a pesar de su estilo clásico, fue inaugurada en el año 2010) llegaría a uno de los centros comerciales más originales que he visitado, el Khan Shatyr, con forma de yurta gigante, que además de todo tipo de tiendas y restaurantes posee una playa artificial, donde la gente puede pasearse en bañador y hasta disfrutar del sonido de las olas mientras en el exterior las temperaturas son invernales. Todo aquello volvió a recordarme a Dubai, donde es posible encontrar un centro comercial con nieve y pista de esquí mientras la temperatura en la calle supera los 40º...y es que el ser humano siempre parece buscar y echar de menos lo que no tiene.
Al día siguiente, y ya con unas temperaturas más benignas, me emplearía a fondo en visitar el centro de Astana, una ciudad que aunque ronde los 750.000 habitantes es fácilmente visitable en dos días, tiempo que tenía previsto estar en la ciudad.
El primer punto al que me dirigí es la Torre Bayterek, un edificio de 97 metros de alto con forma de antorcha en la que se deposita un huevo dorado, que según la tradición, contiene los secretos de la felicidad para el pueblo kazajo. Leyendas aparte, es un edificio cuya visita merece la pena, pues desde su mirador (en el interior del huevo) es posible apreciar una buena panorámica de toda la ciudad...además, en sus inmediaciones podemos encontrar zonas verdes, centros comerciales y lugares de interés como la Mezquita Nur Astana, la Sala de Conciertos o el Palacio Presidencial, con su característica cúpula azul.
Continuando con mi paseo, y tras cruzar el río Ishim, llegaría a otro de los puntos emblemáticos de Astana, el Palacio de la Paz y la Reconciliación, un edificio con forma de pirámide en el que encontraremos una sala de conciertos, salas de conferencias y diversas exposiciones. Al igual que el resto de edificios y museos de Astana, tenía un aspecto inmaculado, limpio...como recién inaugurado. Además, la entrada (de unos 3€) incluía una visita guiada por todo el complejo, donde la guía local daba todo tipo de detalles tanto del edificio como del resto de la ciudad.
Ya por la tarde, culminaría mi visita al centro histórico en la impresionante mezquita Hazret Sultán, una de las más grandes de Asia Central que, inaugurada en el año 2012, fue construida con todo tipo de lujos...mármol, piedras preciosas, lámparas y alfombras de amplias dimensiones...lo cierto es que es una de las mezquitas cuya visita más me ha impactado, y aunque está algo más apartada del centro, os recomiendo sin duda visitarla.
En definitiva, y haciendo resumen del viaje, puede que Kazajistán no sea el primer destino que nos venga a la cabeza a la hora de planear unas vacaciones, pero os aseguro que su visita no os defraudará...es un país seguro, estable, bastante barato (incluida la lujosa Astana) y muy poco masificado...aunque el país tiene una buena oferta hotelera, gastronómica o de ocio apenas encontraréis turistas o extranjeros paseando por sus calles, haciendo del viaje una experiencia mucho más auténtica.
Por mi parte fue un placer conocer este rincón de Asia Central, una zona de la que apenas sabía nada y que sin duda superó todas mis expectativas...hasta pronto Kazajistán!
Ubicación de los sitios que ver en Astana
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